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La electrificación de la economía mediante renovables es fundamental para poder alcanzar los objetivos marcados en materia de energía y clima tanto a nivel nacional como europeo. Esta necesidad es imperante en todos los sectores, climatización, industria, electricidad… pero en el sector del transporte es especialmente trascendental porque es responsable en España del 25% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, principales causantes del cambio climático (MITECO).
En concreto, el transporte por carretera supone casi el 95% de estas emisiones. Por eso cada vez hay más partidarios de los desplazamientos en tren, de la electrificación de las redes ferroviarias y del transporte de mercancías por este modo.
En cuanto al vehículo eléctrico, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) fija la meta de 5 millones de vehículos eléctricos (turismos, furgonetas, autobuses y motos) para el año 2030. Y es que, para este Plan, la presencia de renovables en el transporte, que pretende que alcance para ese año el 28% por medio de la electrificación y el uso de biocarburantes avanzados, es una fuerza motriz impulsora de la descarbonización. En esta dirección, el Plan pone en valor todas aquellas iniciativas encaminadas a la renovación de las flotas de empresas para el transporte de personas y mercancías, en especial las de reparto de última milla en las ciudades así como de las medidas que paulatinamente están adoptando las administraciones locales para la electrificación de sus flotas de autobuses urbanos.
Para ello, el PNIEC reconoce que es necesario impulsar los vehículos eléctricos, entendiendo como tales tanto los que funcionan con baterías como los de hidrógeno con pila de combustible. Actualmente, su penetración en nuestro país es muy baja. En 2018 había 54.079 vehículos, incluyendo eléctricos de batería, híbridos enchufables y eléctricos de rango extendido, mientras que los de pila de combustible tenían una presencia apenas apreciable.
Por otra parte, la industria del vehículo eléctrico se ha convertido en la gran baza para la regeneración de la industria del automóvil en España. Los fabricantes piensan que la paridad de precio entre eléctricos y vehículos de combustión podría alcanzarse aproximadamente dentro de cinco años. Fundamentalmente depende del precio de las baterías, cada vez más bajo. De hecho, el coste del kilovatio/hora ha pasado de alrededor de 1.183 dólares en 2010 a 156 en 2019, es decir, se ha dividido entre diez en apenas diez años. También, claro está, el despliegue masivo de este tipo de vehículos está íntimamente relacionado con la extensión de la infraestructura de recarga, que en nuestro país está liberalizada.
Para favorecer que el sector de la automoción aproveche las oportunidades que ofrece el cambio a una movilidad sostenible en cuanto a generación de empleo y mejora de la competitividad o actividad económica el Gobierno ha lanzado el “Plan de impulso de la cadena de valor de la industria de la automoción: Hacia una movilidad sostenible y conectada”. En él se inscribe el Plan MOVES que financia con ayudas directas la compra de vehículos eléctricos -hasta 5.500 euros la adquisición de coches 100% eléctricos para usuarios particulares- o la instalación de infraestructuras de recarga y de sistemas de alquiler de bicicletas eléctricas, entre otras medidas de movilidad sostenible (IDAE, Junio 2020).
Hay que recordar que el uso del vehículo eléctrico contribuye al ahorro de energía y a la reducción del calentamiento global ya que es el único cero emisiones en su propulsión y tiene un rendimiento energético del 75% aproximadamente, frente al alrededor del 27% que tienen los motores de combustión interna. Es decir, los eléctricos pueden llegar a disminuir el coste a la hora de desplazarse hasta 1,5 euros por cada 100 kilómetros. Asimismo, si funcionan al 100% con renovables en un futuro serán de utilidad para gestionar la energía ya que podrán ser utilizados para almacenarla (IDAE).
La transición energética viaja en vehículo eléctrico.
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