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El agua es vital. Es decir, sin agua no hay vida. Garantiza la supervivencia de todos los seres vivos. Naciones Unidas (ONU) reconoció en 2010 que el acceso a agua y al saneamiento es un derecho. En concreto, decretó que “todo ser humano tiene derecho a entre 50 y 100 litros de agua segura y asequible por persona y día y que el acceso esté a menos de 1.000 metros o un máximo de media hora de su hogar”. Es también el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 (ONU).
Sin embargo, más del 40% de la población mundial padece la escasez de agua. Con el cambio climático los períodos de sequía se están intensificando y alargando en muchas zonas del planeta. En España, el informe ‘Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España’ (MITECO, 2020), corrobora esta tendencia también en nuestro país. No solo está cambiando el patrón de lluvias, si no que el aumento de temperatura incrementa la evapotranspiración. Como consecuencia de todo ello, el caudal de nuestros principales ríos se reduce.
Una gestión sostenible de los recursos hídricos es fundamental para la conservación de nuestra biodiversidad (Fundación Biodiversidad). Es necesario invertir en planes de resiliencia y adaptación a los impactos del cambio climático, apoyar la innovación y la tecnología e insistir en la educación ambiental y la formación. Es, además, un sector que crea riqueza y empleo. Según la ONU 1.500 millones de personas trabajan en sectores relacionados con el agua, la mitad de los trabajadores del mundo (UNESCO, 2016).
El uso de la Inteligencia Artificial (IA) para combatir la amenaza de la sequía ha dado lugar a interesantes herramientas para la modelización del clima o a sistemas de previsión de sequías. En la ciudad la IA se puede aplicar al drenaje urbano, y en la agricultura, una de las actividades económicas más amenazadas en España por el cambio climático, da lugar a aplicaciones como el riego inteligente o de predicción de la demanda en comunidades de regantes. Estos avances son una ayuda fundamental para la modernización y sostenibilidad del sector.
El ‘Cuaderno de aplicaciones de la inteligencia artificial en el sector del agua’ (Fundación Canal, 2020) recoge 20 iniciativas de cómo la aplicación de la IA a la gestión del agua ayuda a alcanzar una mayor sostenibilidad en todo el proceso, desde monitorizar en el flujo de agua en el sistema de redes de distribución para evitar fugas hasta la predicción de lluvias o cálculo de humedad para que el riego de cultivos sea más eficiente.
La estrategia nacional ‘España 2050’ (Moncloa, Mayo 2021), presentada por el Gobierno en mayo de 2021, afirma que, si nuestro país no adopta medidas contundentes con urgencia, las sequías se extenderán a un 70% más del territorio español y 27 millones de personas vivirán en zonas donde habrá escasez de agua.
Es necesario acelerar la transición a una economía circular en todos los sectores. Hay que recordar que la forma en que generamos energía y producimos y consumimos bienes y servicios también gasta agua. En general, la estrategia señala que hay que “replantear los usos que hacemos del agua, reducir al mínimo los residuos que generamos, apostar por la agricultura ecológica, e impulsar la fiscalidad verde. Esto deberá hacerse en un tiempo récord, sin reducir la competitividad de nuestra economía”, unas máximas totalmente aplicables a los recursos hídricos en particular.
Es importante que cada ciudadano se implique en el cuidado de este recurso tan valioso. No dejar correr el agua del grifo, ducharnos en vez de bañarnos, tener en buen estado los saneamientos domésticos, regar al atardecer, etc… son buenos hábitos para ahorrar agua. Y es que, gota a gota, el gasto es importante: “Poner la lavadora siempre completamente llena puede hacernos ahorrar más de 3.000 litros al mes. Un grifo que pierda agua supone que, al día, derrochemos hasta 30 litros” (Fundación Biodiversidad, 2018).
Una vez más la respuesta a los desafíos del cambio climático y de la crisis medioambiental es la economía verde, una forma de adaptarnos y seguir creando riqueza y empleo.
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