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Según el informe del 2 de julio de la Agencia Estatal de Metereología, el año 2019 fue uno especialmente cálido, siguiendo la tendencia de años pasados. Es más, las proyecciones para las próximas décadas ofrecen escenarios en los que las temperaturas máximas suben 5ºC más respecto de las actuales.
Ahora bien, sin olvidar que debemos poner en práctica medidas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, hablemos de soluciones de adaptación a los citados aumentos de temperaturas. Para adaptarse, será indispensable reforzar los sistemas de alerta a la población. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid puso en marcha en junio, como en años pasados, la Campaña de información de olas de calor. Desde el 1 de junio y hasta el 15 de septiembre, se ofrece información sobre la situación diaria y datos de las temperaturas previstas en la Comunidad de Madrid. Los ciudadanos que lo deseen pueden darse de alta en el servicio de suscripción para tener información ante posibles olas de calor, siendo posible recibir los datos mediante correo electrónico o por SMS a través de esta página web.
Para adaptarse, será también preciso monitorizar y analizar los impactos de las variaciones del clima en la salud de las personas. ¿Y qué conviene medir? Según la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y su informe de 2017, sería preciso medir elementos tan esenciales como los ingresos hospitalarios por efectos de calor, los excesos de mortalidad en periodos estivales o los municipios donde se detecta presencia o establecimiento del mosquito Aedes albopictus, también conocido como mosquito tigre asiático. Porque, como bien es sabido, lo que se mide se puede mejorar.
Confort térmico
Pero también debemos aprovechar las oportunidades de inversión y desarrollo económico en consonancia con esta tendencia climática. Tal es la rehabilitación energética de nuestro parque de edificios, de cara a disponer un confort térmico y una mayor eficiencia energética en el consumo. Por un lado, dicho confort puede abordarse con medidas tan diversas como el aislamiento de la “piel” de los edificios (la llamada envolvente, fachada, ventanas, cubierta, etc.).
A lo largo de la década 2020-2030, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé impulsar la instalación de aislamiento térmico en 1,2 millones de viviendas, que podría derivar en inversiones cercanas a los 12 mil millones de euros. También existe la oportunidad de mejorar dicho confort mediante equipos de aerotermia para refrigeración, con los que cada vez es más interesante la utilización simultánea de la energía solar.
Es más, la energía solar fotovoltaica para autoconsumo tiene actualmente tanto sentido económico que diversas empresas ofrecen ya la instalación de paneles en viviendas e industrias sin coste alguno, y asegurando un descuento en la factura eléctrica durante periodos largos de tiempo, de hasta 15 años. Sí, has oído bien, ahorrar sin necesidad de invertir. Es un modelo, el de tarifa plana en servicios energéticos, que lleva funcionando muchos años en otros países.
En definitiva, el desarrollo de productos y servicios asociados a la adaptación y mitigación del clima irá acompañado de la creación de puestos de trabajo. En España en 2019 el sector fotovoltaico ya empleaba directa o indirectamente a 29.306 trabajadores (UNEF, 2019 ). Y según el estudio Observatorio de Sostenibilidad 2018, el despliegue de paneles fotovoltaicos en los tejados de Madrid daría energía para abastecer el consumo eléctrico directo de 1,9 millones de personas, movilizando una inversión de unos 5.800 millones de euros.
Porque las temperaturas suben, pero también las oportunidades de inversión para hacer frente a las mismas.
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