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En tiempos de lluvia, ¿ahorramos agua?

¿Eres de los que ves llover durante varios días seguidos y crees que ya no es necesario preocuparse por el agua?

Aunque las precipitaciones de los meses de marzo, abril y mayo han mejorado notablemente la situación hídrica de los embalses madrileños, no hay que perder de vista el siguiente dato: los diez años más cálidos registrados desde 1965 tuvieron lugar a partir de 2011, siendo 2017 el año más cálido y el segundo más seco.

Y es que disponer de agua a lo largo de todo el año depende de varios factores. La mayoría, aunque influidos por nuestro modelo de consumo que provoca el ya famoso cambio climático, se escapan a nuestro control, como el régimen de precipitaciones o las temperaturas registradas. Para hacer frente a preguntas con respuestas que no podemos predecir con mucho tiempo de antelación, como cuándo lloverá, qué cantidad, cuánta agua se evaporará por el calor, etc., se han desarrollado infraestructuras que nos garanticen su suministro. En el caso de la Comunidad de Madrid, la mayoría son embalses. Lo que sí está en nuestras manos es lograr que estas reservas de agua se conserven durante más tiempo.

Que ahora los embalses madrileños estén al 90 % de su capacidad no significa que podamos derrochar agua, y sobre todo durante los próximos meses, en los que el consumo suele aumentar debido a las altas temperaturas, la apertura de piscinas, etc. Además… ¿quién sabe cuándo volverá a llover?

Usar el agua de manera responsable no debería ser un gesto puntual que llevamos a cabo cuando estamos en situación de sequía, sino que tiene que formar parte de nuestros hábitos diarios. Este comportamiento nos permite anticiparnos y estar mejor preparados ante futuros episodios de sequía que no podemos predecir cuándo ocurrirán y con qué magnitud. Lo que sí sabemos es que España ya está sometida a un importante estrés hídrico. Ver atlas del WRI (World Resources Institute).

¿Con cerrar el grifo basta?
Es una buena medida, aunque no suficiente. El consumo responsable del agua es mucho más amplio que el simple gesto de cerrar el grifo cuando nos cepillamos los dientes o cuando nos enjabonamos en la ducha.

Haz el ejercicio de repasar la rutina de un día normal y fíjate en qué momentos está presente el agua. ¿En muchos, verdad? Para todos ellos siempre se puede ingeniar cómo reducir el gasto de agua. Aquí tienes algunos ejemplos de cómo ahorrarla en el hogar, en la comunidad de vecinos, en el jardín o en una empresa.

Y si ya eres un experto ahorrador en casa, da un paso más y reduce tu huella hídrica. Con ello no solo contribuirás a reducir el consumo de agua en tu municipio sino también en otros países.

Un ejemplo muy claro en los centros educativos es el papel. Para fabricar una hoja de papel se gastan 10 litros de agua. Simplemente utilizando el papel por las dos caras y reciclándolo cuando esté usado reduciremos la producción de papel nuevo y, por tanto, el consumo de agua. ¿Empezamos?